miércoles, 26 de diciembre de 2007

Frase del día 26 de diciembre de 2007


La mayoría de los hombres, que no saben qué hacer con su vida, quieren otra que no acabe.


Anatole France

1844-1924. Escritor francés, premio Nobel en 1921. Un de los deseos más primigenios, y sin duda el más insensato, del ser humano es de la inmortalidad. Quizás se unen el miedo a la muerte, con todos sus arcanos y misterios y el anhelo de perdurar.

El paso del tiempo nos conmueve, no por el gasto de vida que conlleva, sino por el afan de que ese tiempo esté bien aprovechado, de que realmente esté siriviendo para algo.

Quizás sea darle demasiada transcendencia a nuestro paso por el mundo, pero no queremos irnos sin al menos haber dejado una huella. Ahí quizás se encierra el deseo de reproducirse más que en el instinto de conservación de la especie, que mi pesimismo antropológica me indica que es más que dudoso, y que los demás nos importan un ardite.

Y lo más triste es que vamos a conseguir que nuestro paso sea imborrable, que la huella que dejamos no sólo sea indeleble y perdurable, sino también catastrófica. Menudo mundo dejamos en herencia, seremos recordados, pero sin duda no como quisiéramos…

1 comentario:

Tamara dijo...

Apuntas tantas cosas interesantes, que no sé por dónde empezar. Por un lado, y en estas fechas en las que cumplo años, qué cierto es lo presente que tenemos el paso del tiempo. Cómo nos afecta su caminar, pero no por el ritmo y la velocidad del paso, sino por la sensación de que se nos esfuma sin tener la sensación de vivirlo. Pasan los minutos, arrastrando horas, llevándose los días y las semanas por delante. Y cuando te quieres dar cuenta, han pasado meses. Años. ¿Y ha pasado algo mientras tanto? En una sociedad tan competitiva como la nuestra, si no aportas algo, si no destacas en algo...no eres nadie. Nos exigen un lugar, una posición, una ambición. Nos imponen un objetivo y hay que llegar a él cuanto antes. Joven, por supuesto, porque la madurez no se valora en esta sociedad malcriada. Pero deberíamos esforzarnos por aprender a disfrutar del camino, lo que nos va enseñando a cada paso, sin importarnos llegar. Quizás así aprenderíamos a disfrutar mejor del tiempo y no lo valoraríamos negativamente.
También estoy de acuerdo contigo en que nuestro rastro puede ser catastrófico. Dejamos a los que vendrán el peor legado de egoísmo, destrucción y aniquilamiento consciente, pero cuando me sale esta vena negativa me acuerdo de que en este mundo tan hostil, también está Saramago, Hopper, Roma, los ojos del amado y el abrazo del amigo...así que, después de todo, no está todo perdido.
Felices Fiestas Miguel...y compañía.